lunes, 6 de abril de 2009

Fervor cristiano toma los templos




Decena de feligreses colmaron las iglesias del estado Bolívar con el propósito de asistir a la misa de Ramos y bendecir la tradicional palma de Semana Santa. En Ciudad Bolívar, los creyentes acudieron masivamente a la Catedral Metropolita para escuchar las palabras de monseñor Samuel Pinto Gómez, quien felicitó a los devotos y los instó a participar en el resto de las actividades programadas para estas fechas. Por su parte, el obispo de Ciudad Guayana, Mariano Parra Sandoval llamó a no convertir en un carnaval la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.


La tradición de las palmas benditas durante el Domingo de Ramos -fecha que marca el comienzo de la Semana Santa- está más vigente que nunca entre los guayaneses.

Monseñor Mariano Parra Sandoval, obispo de Ciudad Guayana, quien presidió la misa que conmemora la pasión, crucifixión y muerte de Cristo, rogó para que la Semana Mayor no se convierta en un Carnaval y sea una época de reflexión y de pensar en la vida.


“Al reflexionar en la muerte de Cristo vamos a cambiar nuestra vida, porque nos hace salir del pecado y del egoísmo para llevarnos a una vida nueva. Todo eso lo necesitamos en Venezuela. Necesitamos justicia, solidaridad especialmente con los hermanos más necesitados, necesitamos reconciliación, perdón, acercamiento, unión y comunión”, expresó.


Para el mundo católico la celebración del Domingo de Ramos significa rememorar la entrada de Jesús en Jerusalén.


A casa llena estuvieron las iglesias, donde los sacerdotes inauguraron la Semana Mayor tiempo de mucha reflexión basada en la enseñanza y sacrificios del hijo de Dios.


Fiesta de fe
El obispo de Ciudad Guayana afirmó que los cristianos deben reflexionar sobre los misterios que se celebran. “Lastimosamente algunos han hecho de Semana Santa un Carnaval más, cosa que no debería ser así, porque es una fiesta religiosa donde la idea es encontrarse con los misterios de la muerte y resurrección de Cristo”.


Parra Sandoval le envió un mensaje a todas las personas que salen de viaje con la familia, para que se recreen sanamente y no conviertan la celebración en un derroche de vicios: “y claro que reserven un tiempo para compartir con Dios y los misterios”.


La eucaristía en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima estuvo cargada de emotividad por el agite de las palmas benditas.


Las peticiones de los devotos fueron variadas, no obstante pidieron por los tribunales e instituciones de justicia: “para que no condenen a los inocentes”.


Regocijo religioso
La feligresía de Ciudad Guayana colmó los espacios de la iglesia Nuestra Señora de Fátima, hasta el punto que muchas personas salían y entraban por encontrarse sofocadas.


Para Marcos Peña, vecino de Villa Brasil, este Domingo de Ramos significa la resurrección de Jesús. “Tenemos que recordar todo lo que él sufrió por nosotros, la gente poco a poco se está olvidando de él”.


De la misma forma como alguna vez lo aprendió, hoy Peña transmite la devoción a sus hijos para que vayan por el camino del bien.


Por su parte Isbelia Narváez, habitante del Campo A-1, destacó que la Semana Santa es un tiempo de gran importancia: “Dios quiere que nos apartemos de este mundo mundano y seamos, ante todo, muy humildes para enfocarnos en el rescate de los valores”.


Además aprovechó la oportunidad para pedirle a la feligresía que se acerquen a la iglesia para que hablen con Dios y no se olviden de él.


Llegó Jesús


(Mateo 21, 1-11). Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: entrad en la aldea que está enfrente de nosotros, y luego que entréis en ella, hallareis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decir que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban ahí les dijeron: ¿Qué hacen desatando el pollino? Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron ir. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce”.



Correo del Caroní
Ainara Fernández R.
Foto Tomás González

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